Marcha indígena: “Es momento de que se levante todo el pueblo boliviano”

Las y los mil marchistas están bajo el sol quemante de la Amazonía, con  poca agua, bloqueados por la Policía Nacional y por un puñado de  campesinos afines al presidente Evo Morales, quienes aseguran que el  camino desde Yucumo hasta La Paz pertenece a la Confederación Sindical  de Comunidades Interculturales de Bolivia (CSCIB), motivo por el cual la  Octava Marcha Indígena “no va a pasar”, según el secretario general de  esa entidad, Guzmán Aliaga. El mismo mandato tienen los 465 efectivos  policiales establecidos en el lugar. Para resistir el calor implacable,  las y los indígenas recogieron del monte algunas ramas y recortaron  palmeras para improvisar refugios.
“Una de las primeras  necesidades de la marcha -la más urgente- es que se respete nuestro  derecho a la libre transitabilidad de las vías camineras, sobre todo de  esta carretera, la que nos lleva a La Paz. Segundo, necesitamos  asistencia en medicamentos, no solamente para los niños, sino para todos  los marchistas. También necesitamos leche, para la nutrición de los  niños. Y lo otro es alimento, para todos los marchistas. Además nos  faltan carpas, porque no hay para la totalidad de los marchistas. Si  hubiera una lluvia no podríamos cubrirnos todos”, dijo el presidente de  la Subcentral de comunidades del Territorio Indígena Parque Nacional  Isiboro Sécure (TIPNIS), Fernando Vargas Mosúa.
En la mañana,  Vargas se acercó al bloqueo policial para solicitar que les permitieran  avanzar unos tres kilómetros hacia Yucumo y buscar algún lugar más  conveniente donde instalar a la marcha, mientras espera a seguir su  camino hacia La Paz. La respuesta policial fue un “no” rotundo. Ahora  los uniformados están con sus escudos a diez metros de los marchistas,  quienes mastican su rabia pero no se permiten reaccionar ante las  agresiones permanentes del gobierno nacional.
“Queremos  denunciar públicamente que ya no existe razón para que la Policía esté  donde está. Ya no hay los colonos amenazándonos, no existen, porque se  alejaron unos cinco kilómetros. El pueblo debe saber que al frente de  nosotros no hay ni un colono (un afiliado a la CSCIB). Nosotros  quisiéramos avanzar tres kilómetros para acercarnos más a localidad de  Yucumo”, dijo Vargas. Ayer, cuando la octava marcha llegó aquí, los  interculturales se dedicaron a hacer estallar dinamitas, a modo de  desagradable bienvenida. La Policía y la Fiscalía indicaron que no  encontraron explosivos en el bloqueo de Yucumo, mientras seguían los  bloqueadores seguían haciéndolos sonar periódicamente, para intentar  amedrentar a los marchistas, muchos de los cuales están junto a sus  familias.
“Queremos llegar a estas quebradas para poder  asearnos. Necesitamos bastante agua para los machistas, para los niños,  para beber, cocinar, es fundamental y urgente”, afirmó el líder mojeño.  Pero los uniformados argumentan que tienen orden de no permitir avanzar  ni un centímetro a los indígenas.
“Pedimos al pueblo boliviano  que está apoyando, que siga apoyándonos. Es momento de que se levante  todo el pueblo boliviano para manifestarse ante la injusticia que  sufrimos los pueblos indígenas que estamos aquí atrapados, acorralados”,  dijo Vargas. 
“Ahora somos rehenes de los policías enviados  por el Ministerio de Gobierno. Denunciamos públicamente que una vez más  se vulneran nuestros derechos de los pueblos indígenas. Se vulneran  nuestros derechos a la libre transitabilidad y a reclamar lo que por ley  nos corresponde; exigimos respeto a nuestras vidas, a la naturaleza, a  nuestro territorio, pero sobre todo exigimos que se respete nuestro  derecho a vivir dignamente como pueblos, relacionados con la  naturaleza”, agregó el presidente de la subcentral del TIPNIS.
El cordón de policías instalado en el puente del arroyo Chaparina  permite el paso de las movilidades, que dejan una estela de polvo a los  marchistas sentados o parados al lado del camino, donde sea que hubiere  una mancha de sombra. “Aquí estamos totalmente incómodos, directamente  al calor del sol. Desde que partió la marcha (de la ciudad de Trinidad  el 15 de agosto pasado) siempre hemos enviado una comisión de avanzada  que buscaba lugares con arboleadas para poder realizar nuestro  campamento. Pero aquí estamos detenidos a la fuerza, estamos a la  intemperie, porque la Policía está aquí enfrente y no deja avanzar a la  marcha. Además, no permiten que pasen vehículos con donaciones para los  marchistas. Incluso los bloqueadores retienen a los vehículos que nos  traen alimentos, agua y medicamentos. Esto tiene que saberlo el mundo  entero: el gobierno nacional está frenando el derecho de reclamar por el  cumplimiento de nuestros derechos. Como pueblos indígenas clamamos  justicia, porque en nuestro país pareciera que viviéramos en una  dictadura”, sostuvo Vargas.
Mientras tanto, el presidente  Morales juega al fulbito en New York y participa de reuniones de las  Naciones Unidas. “El pueblo está cansado de esta injusticia, el pueblo  se ha cansado de que el gobierno nos siga atropellando. El presidente  dijo en Estados Unidos que en Bolivia los pueblos indígenas quieren  enfrentar a este gobierno, que queremos que este gobierno sea destruido,  que estamos impulsados por la derecha, por las ONG y que estamos  cometiendo el delito de conspiración –dijo Vargas-. Creemos que el  Presidente debería hacer al revés, más bien debería decir que el  gobierno nacional está en una franca conspiración para deshacer a los  pueblos indígenas de la Amazonía, que conspira para deshacer a la Madre  Tierra, para destruir al medio ambiente. Creemos que ese debería ser su  discurso, para dejar de estar mintiendo al mundo entero y al pueblo  boliviano”.
(Por Comisión de Comunicación)
 
 
 
          
      
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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