La
Cumbre de los Pueblos salió este lunes a las calles de Rio de Janeiro, adonde
llevó algunos de sus reclamos. Por la mañana, grupos de mujeres recorrían el
Aterro do Flamengo convocando a todos y todas a sumarse a una marcha contra la
mercantilización del cuerpo femenino, de la vida y de la naturaleza. Por la
tarde, otros sectores se manifestaron frente a la sede del Banco Nacional de
Desarrollo (BNDES) y de Petrobras, para rechazar la política ambiental del
gobierno de Dilma Rouseff, proclive a la destrucción de selvas y bosques, entre
otras características de la filosofía de la “economía verde”, la cual está
lista para consagrarse en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Desarrollo Sustentable “Rio+20”, que transcurre en esta ciudad. Hasta este miércoles,
las organizaciones sociales reunidas aquí esperan tener un documento para
presentar a los presidentes de más de cien países. Si los líderes mundiales no
recogen las propuestas de los movimientos populares, buscarán otros espacios y
métodos de protesta, advirtieron.
La marcha de las
mujeres contó con la participación de la Vía Campesina, del Movimiento Sin
Tierra, partidos de izquierda y otras 30 organizaciones del planeta. Más de
siete mil personas, según sus cálculos, recorrieron las calles de Rio de
Janeiro al mediodía del lunes caluroso. Iban escoltados por la Guardia
Municipal, por la Policía de Rio, por la Policía Militar y monitoreados por
helicópteros de algunas de estas agencias armadas del Estado brasileño. Tantos
uniformados iban con su eslogan de mantener el orden, que por momentos parecía
que la marcha era de ellos. Patrulleros y motos la encabezaban, con el afán de
que el tránsito de vehículos fuera afectado en la menor medida posible.
Mientras, las mujeres se desgañitaban en consignas por la defensa de ellas y
contra la “economía verde”, que –según los pronósticos- estaría a días de nacer
oficialmente en Rio+20.
“Mujeres
en lucha contra la mercantilización de nuestros cuerpos, de la vida y de la
naturaleza”, decía la bandera violeta que encabezaba su movilización. “Somos
mujeres, no mercancía”, coreaban entre otros cantos, en sintonía con los
carteles coloridos que blandían: “El mundo no es mercancía, las mujeres
tampoco”, se leía en portugués. También pedían la articulación de la lucha
entre las organizaciones de mujeres, así como con otros sectores sociales del
mundo.
María
Eugenia Corleto, de Argentina, participaba acompañada de varios compañeros de
organizaciones de ese país, como la Agrupación San Martín. “Vinimos a la Marcha
Mundial de las Mujeres, en la que hacemos una lucha conjunta contra el
patriarcado instalado por el capitalismo, que es el origen común de la
explotación de las mujeres y de la naturaleza. Nuestra lucha es contra el
machismo, contra el antropocentrismo y el androcentrismo, que juntos generan
toda la mercantilización que se hace de la mujer y de la naturaleza. Las
mujeres estamos luchando por defender a nuestros propios cuerpos como
territorio, para poder decidir sobre nuestros cuerpos, en contra de la violencia
contra las mujeres. Estamos sumando a los varones a esta lucha, porque es la
única forma de poder combatir esta violencia”, comentó.
En los países de
América, miles y miles de mujeres –la cifra es incalculable- son secuestradas
por redes de trata de personas y de esclavización sexual. Desaparecidas
modernas que –según los pocos indicios restantes- podrían estar presas en
cualquier lugar de la Tierra, violadas diariamente por “clientes” del supuesto
lupanar. Y en muchas –muchísimas- ocasiones, toda esa violencia pueden
encontrarla en sus casas, de la mano de sus parejas.
La
protesta liderada por las mujeres concluyó en la avenida Rio Branco, cerca de
la estación de metro Carioca. Allí, oradoras de todo el mundo exigieron que
finalice de una vez por todas el atropello de los hombres y del sistema
capitalista hacia ellas.
“Estamos en contra de
la economía verde, creemos que mercantiliza la naturaleza, como sucede en
Argentina. En bloque con otras organizaciones de América latina estamos
elaborando propuestas alternativas, para demostrar que tenemos posibilidad de
crear otro mundo”, dijo Corleto.
“Es la
primera vez que participo en la Cumbre de los Pueblos. Los primeros días vi una
falta de organización bastante importante, pero la gente está con muchas ganas de
participar, de venir a dar sus propuestas. Aquí los pueblos se conectan y se
nota que la lucha conjunta contra el capitalismo tiene muchas aristas: incluye
el trabajo de los campesinos, de los pueblos indígenas, de las mujeres, de
grupos invisibilizados hasta ahora”, dijo ella.
Luego de
la concentración y los discursos, las y los participantes de la cumbre vieron
la manera de regresar allá para seguir trabajando los documentos que entregarán
a los presidentes reunidos en Rio+20. “No sé hasta dónde seremos escuchados,
depende de nuestros gobernantes y de la postura de ellos. Pero los rumores son
que ya está todo bastante decidido. Entonces habrá que seguir buscando otros
espacios alternativos para seguir luchando y seguir sumándonos”, dijo la mujer
de la ciudad de La Plata.
Por el
mal camino
Los pueblos indígenas
tampoco perdieron la oportunidad de reclamar a los oficinistas en su lunes.
Junto a organizaciones de defensa del medio ambiente se dirigieron a la sede de
las instituciones insignia en la destrucción de sus territorios: BNDES que
presta el dinero y Petrobras que mueve las maquinarias para extraer los
recursos de donde viven. Antes de partir del Aterro, jóvenes ecologistas
montaron una pantomima de funeral de la “Política Nacional de Meio Ambiente”,
plasmada en una ley de 1981, la cual quedaría caduca con la entrada en vigencia
del Código Forestal, sancionado semanas atrás por el Congreso brasileño con la
ayuda de la presidenta Rouseff.
“Hasta
ahora el mayor problema que tenemos como indígenas está en la tierra y el
territorio, que están atravesando un alto riesgo por aquello que las
corporaciones transnacionales llaman ‘economía verde’. Por eso nosotros hacemos
aquí presencia, para evitar que se negocie sin consultarnos a los pueblos
indígenas. En Bolivia ya tenemos problemas serios en el oriente. El gobierno de
Bolivia ya ha negociado la plata del Fondo Verde a través de las Naciones
Unidas”, dijo Celso Padilla, presidente del Consejo Continental del Pueblo
Guaraní, que reúne a indígenas de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay.
“No
queremos que se sigan negociando los recursos naturales, porque todo lo que
tiene que ver con los recursos naturales está en los territorios indígenas. No
queremos que se negocien nuestros conocimientos, nuestra sabiduría. Por eso
ahora hemos propuesto marchar hasta la sede del Banco Mundial, porque ahí es
donde se negocian todos los derechos de los pueblos indígenas y manejan plata a
nombre de los indígenas. Mientras, nosotros desde hace tres días no tenemos qué
comer ni donde dormir. Pero estamos aquí más de 5000 indígenas de todo el mundo
para decir a los estados que nos respeten”, dijo Padilla, expresidente de la
Asamblea del Pueblo Guaraní (APG), cargo con el cual fue uno de los líderes de
la Octava Marcha Indígena, el año pasado. Las agresiones policiales sufridas en
Chaparina el 25 de septiembre de 2011 lo dejaron varios días en el hospital,
para pasar luego una temporada en silla de ruedas.
“No
podemos hablar de una ‘economía verde’ cuando la soberanía alimentaria está en
crisis, ya que nuestra tierra está sufriendo impactos muy fuertes,
contaminación por la explotación de hidrocarburos, por ejemplo, a través de
empresas transnacionales. Eso también provoca el cambio climático, el
calentamiento global, todas las consecuencias que padecemos los indígenas”,
dijo Padilla.
“Hasta el
22 de junio vamos a sacar nuestra conclusión: que se respeten los derechos de
los pueblos indígenas, que se respeten los territorios y la naturaleza, porque
nosotros somos parte de la naturaleza. Aquí estamos para poder decirle a los
estados que los indígenas estamos en emergencia y movilizados”, aseguró el
guaraní.
“Hace más
de tres meses los estados se han reunido para aprobar el documento oficial de
Rio+20, el cual no conocemos nosotros, pero sabemos que todos los derechos de
los pueblos indígenas no están tomados en cuenta. Lo que importa a los estados
es el capitalismo, imponer lo que significa la economía verde: hacer a los
pobres más pobres, a los ricos más ricos. Y entonces acabar con la vida de los
indígenas”, dijo Padilla.
“Ahora hemos visto que
a los estados no les interesan los pueblos indígenas. Les interesa la riqueza,
por eso no hay presencia de los estados aquí (en la Cúpula dos Povos). Ellos se
han reunido en otro evento, que según ellos es oficial, entonces esto que
hacemos nosotros no es oficial. Eso es discriminación, es racismo y creo que es
ir por el mal camino”, dijo el presidente de la Continental Guaraní. Y comentó
cuáles son las propuestas traídas por su pueblo.
“Nuestro
primer objetivo es hacer una alianza estratégica con todos los indígenas del
mundo, ser una sola fuerza, estar unidos y organizados para defender y hacer
respetar los derechos de los pueblos indígenas y nuestros territorios. Además,
queremos tener participación en cada uno de los estados donde estamos. Queremos
que nos respeten cuando elaboren leyes, que ya no estén en contra de los
indígenas. Queremos participar, queremos Consulta antes de que se haga
cualquier actividad en el territorio”, agregó.
Padilla
también está en las filas de la Novena Marcha Indígena Originaria, la cual lo
comisionó junto a otros integrantes de la Confederación de Pueblos Indígenas de
Bolivia (CIDOB) y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu
(CONAMAQ) para denunciar internacionalmente la destrucción de los territorios
promovida por el gobierno de Evo Morales, vocación manifestada en los casos de
la carretera por dentro del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure
(TIPNIS) que él quiere hacer construir, así como la explotación de
hidrocarburos en el parque Aguaragüe.
“Hasta
este día se han cumplido 124 días de marcha, si sumamos el tiempo que duró la
octava marcha y lo que dura la novena. La marcha está llegando la siguiente
semana a La Paz. Ahora, con los indígenas de América latina acordamos sacar un
pronunciamiento en rechazo a la construcción de la carretera por dentro del
TIPNIS”, adelantó el guaraní. Este martes 19, los comisionados por la
movilización que ahora está a 86 kilómetros de la ciudad de La Paz expondrán en
la Cumbre de los Pueblos el caso TIPNIS.
Para
el 20 de junio, cuando la Cumbre de los Pueblos tendría concluidos sus
documentos de propuestas, se prepara una gran marcha de los movimientos
sociales. “Convocamos a todos, a los que no son indígenas también, para que se
sumen a esta movilización de protesta en la que pediremos a los estados que nos
respeten”, agregó Padilla, quien participa en la Plenaria 3, sobre Soberanía
Alimentaria.
Mucho en los discursos
La Cúpula dos Povos se reúne en cinco plenarias. La 1 es sobre Derechos por Justica Social y Ambiental, la 2 sobre la Defensa
de los Bienes Comunes contra la Mercantilización, la 4 sobre Energía e
Industrias Extractivas, la 5 se llama “Trabajo: Por otra Economía y nuevos
Paradigmas de Sociedad”.
Para el día miércoles
20 está previsto realizar una Asamblea en la que debatirán y consensuarán un
documento sobre la base de los resultados de las cinco plenarias.
Además
de estos espacios, en decenas de carpas se realizan eventos autogestionados.
Este lunes realizó uno el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado
(CIPCA), sobre Desarrollo Rural y “economía verde”. En ella presentaron la
Propuesta Ecológica de Producción elaborada junto a comunidades de Bolivia, con
el objetivo de mejorar la productividad y enfrentar al cambio climático.
Ricardo Rojas, de la
Unidad de Acción Política de CIPCA, ofreció sus impresiones de la Cumbre de los
Pueblos. “Me parece que hemos caído en una retórica, estamos hablando mucho de
‘no a la economía verde’, lo cual está bien. En la mayoría de las mesas se
propone un cambio de paradigma sobre la base de la cosmovisión de los pueblos.
Pero el problema es cómo hacerlo: ya deberíamos dejar de hablar de lo mismo
para empezar a encontrar mecanismos y buscar herramientas que ayuden a hacer
ese cambio”, consideró.
“Desde la
Conferencia de Rio en 1992 hasta ahora noto que han avanzado las organizaciones
sociales. Han ganado un discurso político, una capacidad técnica de elaboración
de propuestas, pero también noto que la sociedad civil se está quedando mucho
en los discursos”, evaluó Rojas.
En estas
horas, en México están reunidos los presidentes del G-20 para ver cómo apagar
el fuego de la crisis global, que afecta sobre todo a países de Europa. Los
líderes del orbe aún no saben si a las llamas echarán agua, petróleo o
agrocombustibles. Lo más esperable es que lleguen el 22 de junio a Rio para
imponer su decisión al resto de los países de la ONU. “Esperemos que la Cumbre
de los Pueblos con su documento final pueda influir realmente en Rio+20. Y no
que solo se pongan algunas palabras de maquillaje en el documento que elaboren
ellos –reflexionó Rojas-. Pero ya sabemos que el G-20 tiene mucho más poder que
el G-77 más China incluida. Esperemos pues…”
(Plataforma Boliviana
Frente al Cambio Climático)
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