La impresionante movilización indígena popular que ha generado la defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) contra las intenciones gubernamentales de construir una carretera que parta en dos el territorio, violando de forma flagrante el derecho a consulta previa y demás prerrogativas a favor de los pueblos indígenas y del medioambiente previstas en convenios internacionales -como el 189 de la OIT-, la CPE, leyes y DS, no se produce de forma aislada sino que se desarrolla en el marco de la crisis internacional del capitalismo, la especulación sobre la tierra y el falso confrontamiento entre campesinos, cocaleros e indígenas promovida por el Gobierno. Al mismo tiempo platea la necesidad de construir alternativas distintas al capitalismo y en ese trayecto la posibilidad de unificar una nueva agenda nacional.
1. EL CONFLICTO DEL TIPNIS SE DA EN EL MARCO DE LA CRISIS DEL CAPITALISMO
1. Crisis global del sistema
Las rebeliones árabes contra regímenes dictatoriales, lo mismo que los acampes en Wall Street y en Europa contra el sistema financiero y el sistema político, han sido otra manifestación de rechazo a las consecuencias de la crisis económica y crisis del sistema capitalista. Las respuestas del sistema han sido: golpes de Estado del FMI en Grecia e Italia y retorno de la derecha conservadora en España, además, la eliminación gradual de los derechos sociales conquistados y más precarización laboral para pagar las deudas que los Estados quebrados tienen con las financieras internacionales.
Para salvar al capitalismo en bancarrota se están aplicando medidas que golpean a los pueblos, los trabajadores, los indígenas, el medio ambiente, recurriendo a recortes salariales, ajustes, tarifazos y guerras.
América Latina y Bolivia, a pesar del publicitado buen crecimiento económico y las buenas reservas internacionales que se dice tener, sufre la presión de la misma crisis sobre sus finanzas y sobre sus gobiernos, conflictos medioambientales, salariales, de la defensa de la educación pública, o por la propiedad y explotación de los recursos naturales se presentan tanto en Brasil, Chile, Perú, Ecuador y hasta Venezuela.
2. Crisis energética:
Tenemos un Gobierno presionado por la crisis. Las reservas de gas han disminuido notablemente, lo que paulatinamente merma recursos económicos que no se pueden cubrir con la venta de gas a Argentina y Brasil enfatizando que el gobierno NO PUEDE CUMPLIR con los cupos de venta de gas a estos países. Al mismo tiempo, Bolivia se ve forzada a importar –comprar- diesel venezolano a precios internacionales (90 dólares barril vs. 27 dólares barril mercado nacional). Este panorama se produce en un país donde no ha existido una clara política hidrocarburífera ni una verdadera nacionalización de los hidrocarburos (ni de ningún otro recurso), prueba de ello es que las transnacionales siguen controlando el 80% de la producción de hidrocarburos. En los hechos siguen siendo dueñas de nuestro gas, ya que a YPFB no puede competir con semejantes pulpos transnacionales, pues producir petróleo le resulta poco rentable: 50 a 60 dólares el barril que debe entregar a la refinería en 27 dólares.
La construcción de la carretera por el Parque responde a la necesidad del actual Gobierno de aumentar la renta petrolera a través de la ampliación de áreas de exploración y explotación petrolera: antes del gobierno de Evo Morales eran 11 y ahora, con dos decretos del actual gobierno se han incrementado a 56. Muchas de estas áreas están sobrepuestas a parques nacionales y dentro de territorios indígenas. En el caso del TIPNIS el interés petrolero se cierne sobre el área central y el área oeste, que el gobierno ha concesionado a Petroandina SAM (PDVSA en alianza con YPFB), a Petrobras y la francesa Total. De hecho, el corredor bi-oceánico de la Iniciativa para la Infraestructura de la Región Sudamericana (IIRSA) corre en paralelo al bloque petrolero Sécure, sobre el cual la española Repsol adquirió los derechos por 30 años.
Entonces, la carretera por el TIPNIS es la salida capitalista del gobierno de Evo Morales a la crisis económica: más extractivismo voraz en beneficio de las transnacionales para garantizar rentas en las arcas estatales, mientras a los bolivianos se nos pretende aplicar nuevamente un gasolinazo, so pretexto de los altos costos del subsidio a los combustibles, que junto a la amenaza de que no habrá incremento salarial, obedecen a una anticipación de los ajustes capitalistas que ya vienen aplicando los estados europeos quebrados.
3. La nueva ola de megaproyectos y el papel de Brasil y ChileÑ
El movimiento de apoyo al TIPNIS ha denunciado de forma constante, que la carretera por el TIPNIS representa la tradicional fórmula desarrollista expoliadora de los pueblos más pobres a favor de los intereses de las subpotencias de Brasil y Chile. No hay que perder de vista los varios factores que involucra el circuito Brasil – Chile - IIRSA - BNDES – OAS. Así, el fin de la carretera del Tipnis es atravesar Bolivia para conectar el Pacífico con el Brasil y abaratar el transporte de sus mercancías. Bolivia intvertirá 415 millones de dólares para proyectos de infraestructura vial que generaran beneficios a Chile y Brasil.
También, Brasil necesita expandir sus cultivos: la producción de la franja fronteriza por la que debe unirse la carretera entre Brasil y Bolivia se caracteriza por ser una zona de agroempresarios de soya y caña, que deben expandir sus cultivos. De hecho ya existe una gran presencia de empresas agroindustriales brasileras en territorio nacional (se estima que un millón de ha. cultivadas en Santa Cruz están en manos de empresas extranjeras)
Al mismo tiempo, el Gobierno lleva adelante por lo menos ocho grandes programas estratégicos que involucran al menos siete grandes proyectos inconsultos: cuatro grandes hidroeléctricas, cuyo costo total asciende a 4.842 millones de dólares. La de mayor costo es la Hidroeléctrica de El Bala (2.400 millones de dólares) estrecho natural ubicado sobre el río Beni, a la altura de la ciudad de Rurrenabaque. También será costosa la Hidroeléctrica en Cachuela Esperanza, con un monto estimado de 2.218 millones de dólares. Con ambos megaproyectos se prevé generar 2.590 megavatios de energía eléctrica, para cubrir la demanda brasilera. Mientras tanto se afectarán a las comunidades indígenas y ciudades intermedias del lugar.
2. LA ESPECULACIÓN SOBRE LA TIERRA Y EL FALSO CONFRONTAMIENTO CON LOS CAMPESINOS Y COCALEROS
1. No hay política de tierras ni se ha eliminado el latifundio:
Así como no hubo una verdadera nacionalización, tampoco hubo una verdadera revolución productiva, rural, forestal y agraria como prometió el Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno. No se ha garantizado ni organizado el acceso a la tierra para las familias campesinas; más al contrario la Nueva Constitución legaliza y garantiza el latifundio y, ante la creciente necesidad de tierra, el gobierno se ha lanzado a impulsar la invasión de los territorios indígenas. El nuevo concepto de TIOC (Territorio Indígena Originario Campesino) en lugar de TCO (Tierra Comunitaria de Origen) es una prueba de ello.
2. El latifundio empresarial continúa:
Mientras funcionarios gubernamentales acusan a los pueblos indígenas de ser latifundistas, no se ha tocado un pelo al latifundio: más de un millón de hectáreas están en manos de extranjeros y no son sólo elites foráneas sino empresas, que adquieren tierras fértiles destinadas a monocultivos como la soya. Del millón de hectáreas de frontera agrícola que hay en el país, 800 mil hectáreas son para la soya y el 80% de esta soya se va afuera del país; es decir, vendemos y empobrecemos nuestras tierras en beneficio de los empresarios nacionales y extranjeros, en desmedro de los campesinos agricultores, precarizando sus condiciones de vida.
3. Especulación de la tierra a favor de las transnacionales y en contra del campesino.
Así, el tráfico y especulación de tierras en Bolivia se ha incrementado al son de la crisis energética que vive el mundo porque las transnacionales se dedican a adquirir tierras para los monocultivos que produzcan biocombustibles: 40% del grano de maíz de USA y el 15% de maíz del mundo se usa para etanol y tres empresas transnacionales de USA controlan el 90% mercado mundial de granos.
Mientras 1 de cada 7 persona pasa hambre la prioridad de los negocios capitalistas es dar de comer a los autos porque genera más ganancia que alimentar a la humanidad; en este panorama los pueblos indígenas y las poblaciones campesinas de Latinoamérica vienen siendo sistemáticamente desplazadas por los monocultivos y la gran propiedad latifundista, y en el caso boliviano estos sectores campesinos son empujados a las áreas protegidas y los territorios indígenas, lo que se convierte en un latente conflicto de enfrentamiento provocado por el Gobierno que busca enfrentar a las bases sociales para defender intereses capitalistas, como nos demuestra la defensa a ultranza del contrato con la brasileña OAS.
4. Los cocaleros son utilizados por el “divide e impera”.
En ese contexto, el enfrentamiento y las divergencias entre cocaleros e indígenas responden a una política de confrontación entre sectores sociales promovida por el Gobierno por el falso debate de la carencia de tierras y para impedir las alianzas entre sectores populares y empobrecidos. El cultivo de hoja de coca es la opción económica para miles de familias que históricamente no han encontrando otras alternativas productivas por parte del Estado boliviano, mucho menos por el Gobierno de turno que los ha despojados de ser actores de políticas estructurales productivas y los ha abandonado para ser el último eslabón del mercado del narcotráfico, y que ahora los utiliza como grupos de choque. El negocio de la cocaína está en manos de unos cuantos peces gordos intocables ni por la DEA ni por las esferas estatales, que también están involucradas en el negocio, como lo ha demostrado el caso Sanabria.
3. LAS ALTERNATIVAS AL MODELO CAPITALISTA Y LAS PISTAS QUE NOS DA EL TIPNIS
1. El Gobierno y su discurso se han desgastado.
Al mismo tiempo que el conflicto del TIPNIS ha puesto al descubierto los verdaderos intereses que el Gobierno quiere defender, también ha acelerado proceso de desgaste del MAS, del entorno del Presidente y del mismo Presidente.
Ante la nueva etapa abierta en Bolivia, muchos sectores indígenas críticos al gobierno, han planteado la revocatoria de mandato. Sin embargo un proceso revocatorio vendría a cambiar la balanza en favor del partido de Gobierno, considerando que no existe aún en el escenario una alternativa que lleve hasta último término las transformaciones estructurales que requiere el país. Por tanto la superación absoluta del MAS no se dará aún en el marco de un proceso revocatorio, primero se debe trabajar y consolidar la alianza entre sectores en lucha con miras a elaborar una agenda conjunta que cree las bases de una alternativa política que obedezca a intereses de indígenas, campesinos y trabajadores en general.
2. Buscar alianzas entre sectores y una nueva agenda.
La respuesta debe ser la unidad y la creación de alianzas entre sectores populares, campesinos, indígenas, obreros y de la ciudad (COB, Cidob, Conamaq, etc.). Es decir, todo el conflicto podría abrir una nueva etapa política para el país con una nueva agenda, cuyas pistas principales nos da el TIPNIS:
a. Recuperación de la soberanía
o Expulsión de transnacionales que dejan saldos de crímenes medioambientales mientras saquean nuestros recursos.
o Qué la crisis la paguen las transnacionales y los latifundistas nacionales y extranjeros.
o Decir no a la injerencia de los sub imperialismos de los países emergentes
b. Un modelo de desarrollo sostenible y plural
o Propuesta productiva para el campo
o Cambios en la forma de gestión y propiedad de la tierra
o Eliminación de latifundio y redistribución de las tierras de forma comunitaria y organización colectiva de la producción.
c. Democracia directa desde las bases.
o Recuperar las asambleas como máxima instancia de toma de decisiones
o Avanzar en una democracia real y comunitaria
o Respeto a derechos colectivos y a la autodeterminación de los pueblos
4. LÍNEAS DE ACCIÓN EN EL CORTO PLAZO
1. Como unión de activistas, impulsar la contra cumbre para debatir agenda nacional en el marco del apoyo al TIPNIS
2. Como unión de activistas, tener un posicionamiento claro sobre la Ley 180 y reglamento, sobre Cambio Climático y Redd, COP17
3. Como unión de activistas, hacer convocatoria y relacionamiento con sectores sociales
4. Como unión de activistas, llamar y organizar acciones directas y efectivas en las ciudades que denuncien el contexto planteado y que informar a la población de forma constante.
ACLARACION: Este documento es impulsado por la RED de activistas de la Paz.